Habiendo asistido recientemente a la Junta Internacional del Equipo del Presidente de GNLD en Dubai, quiero compartirles un poquito del por qué hacer un incentivo basado en un souvenir de aquellas tierras. Primero que nada, nos hubiera encantado traer un pedacito de oro de 22k para cada uno de los integrantes de la Organización Energía Vital, pero al no ser esto posible (ya saben el sobrepeso en el avión es impagable, je) buscamos algo único e irrepetible, para que la Dama Fortuna se encargue de otorgarlo a los emprendedores de nuestra red que busquen algo más que el oro: ayudar a otros a emprender un cambio de vida.

En los zocos o mercados de Dubai puede encontrarse oro de la mejor calidad y alto aquilataje, así como perlas y otras joyas; al preguntar sobre su origen te enteras que el oro y la plata son italianos, las piedras preciosas del corazón de África y las perlas de Japón. Hay que recordar que la península arábiga siempre ha sido escenario de paso del Lejano Oriente hacia el Occidente. Son vecinos cercanos de la India y Paquistán, así que en el zoco de textiles encuentras una gran variedad de pashminas, mascadas y chalinas indias de diversas texturas, colores y materiales… pero fuera de los dulces maravillosos y el petróleo, pocas cosas se producen en los Emiratos Árabes Unidos.
Después de haber visitado esos maravillosos mercados, regresamos al hotel, el grandioso y exclusivo hotel Atlantis The Palm que GNLD eligió para la Junta. Allí pasamos por los últimos recuerditos para la familia a la tienda de souvenirs del hotel y fue allí donde las vi: sobre un elegante anaquel, en lo más alto, estaban escondidas y esperándome.
Le pregunté al encargado: «¿Y esas chalinas que están allí ?» Me contestó: «Son las últimas de un pedido especial que se hizo a la India, de lana cashmere pero de diseño y gusto de las damas de aquí (los colores indios tradicionales son más chillones o de estampados y sin brillos agregados); las tengo apartadas para clientes de los emiratos árabes vecinos.»
«¡Noooo, no puede ser!», pensé. «Esas chalinas –tres exactamente– tenían que ser UNA para mí, OTRA para mi querida madre y LA TERCERA Y MÁS ELEGANTE para una afortunada mujer que la recibiera como ganadora o de las manos del ganador de nuestro incentivo.»
A continuación hablé, lloré, apelé a la lejanía de México con Dubai, a que tal vez jamas regresaría, a la tierna edad de mi madre y a la emoción de una desconocida que se pondría la BLANCA, la más lujosa de las 3… No sé cuál de todos estos argumentos convenció al encargado, o tal vez sólo por hacer que ya me callara, pero accedió a vendérnoslas.
La azul celeste de mi mamita le queda divina. Seguro que algún día verán la roja que yo me pongo para sentirme mística y sensual (quién sabe si mi esposo piense lo mismo cuando me ve en ella, pero así me siento yo al usarla) y les dejo para cierre de este post las fotos de la blanca, prestada sólo para que la modelara para ustedes una de mis lindas sobrinas. Espero pronto poder publicar aquí a la verdadera dueña de tan bella chalina, portándola con mucho gusto, el mismo gusto que me dio a mí encontrarla, comprarla, empacarla con sumo cuidado, transportarla por medio mundo y dos aduanas para, finalmente, poder compartirla con ustedes, a través del concurso cuyas bases aparecen en el post anterior.
Gracias o como dicen en Dubai: شكرا—šukran
